El aumento del volumen de entrenamiento es un punto fatídico para el corredor. Cuando se llega a este punto, una gran parte de corredor comienzan a sentir molestias y acaban lesionados. ¿Acaso significa que tu cuerpo no está preparado para aguantar tal volumen?
El cuerpo es sabio y tiene una gran capacidad de adaptación, pero este proceso lleva un tiempo determinado y no se produce la asimilación del volumen al momento, sino que es a través de las semanas cuando el cuerpo consigue adaptarse a los cambios en el entrenamiento.
Aumento del volumen de entrenamiento: lento pero con seguridad
Igual que eres el primero en decir: «¡No puedes pasar del sofá a correr un maratón!», también deberías ser el primero en mirarte en el espejo y decir: «¡No puedo aumentar 20 kilómetros en una semana!»
Para que el aumento de volumen de entrenamiento sea seguro siempre tiene que ser progresivo. Si una semana haces 30 kilómetros, la siguiente haz 33 y mantén durante unas semanas este kilometraje. No hay ninguna ley que obligue a un corredor a aumentar si o si el kilometraje cada semana. Depende del momento de la temporada y la prueba que competirás te convendrá uno u otro volumen.
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De la misma manera, al aumentar el volumen de entrenamiento se debe distribuir de la forma correcta. No pases de una sesión de 5 kilómetros a otra de 10 en la semana siguiente. En el equilibrio está la clave.
Regula tu entrenamiento según tu objetivo, y si el tiempo te lo permite sal a entrenar 6 días a la semana y no 3. Podrás aumentar el volumen de entrenamiento sin problemas y casi no lo notarás en tus entrenamientos cada día.
Por último, para que el aumento del volumen de entrenamiento esté libre de lesiones tendrás que trabajar la fuerza. Nuevamente, y como todo en este deporte, no se consigue de un día para otro, y es necesario un duro trabajo a largo plazo para ver los resultados.