No soy una persona a la que le guste especialmente utilizar la palabra running. Considero que el atletismo y el running son dos concepciones muy diferentes del deporte y me identifico más con la segunda. En este caso es la burbuja del running la que más preocupa y, como pasó con el sector inmobiliario, está muy cercana de explotar.
Cada vez son más y más las carreras populares que puedes encontrar los fines de semana. Desde carreras con más de 40 años de historia y un gran número de corredores a otras muy recientes en el que los participantes se pueden contar con un par de manos. Si vives en una gran ciudad como Barcelona podrías correr cada fin de semana una carrera sin moverte de ella.
Como si fuera un símil del sector inmobiliario en España del 2007, la burbuja del running es real y afecta tanto a corredores como a organizadores.
La burbuja del running en cifras
Si el excesivo precio, la masificación de la carrera y un calendario lleno de alternativas de carreras terminó pasando factura a una prueba tan clásica como la Behobia, que vio como los 34.000 corredores del año 2015 se redujeron a 30.912 en la edición del año 2017, lo mismo sucedió en Barcelona con su maratón, al pasar de 20.100 inscritos en el año 2017 a los 17.000 que se inscribieron en el 2018.
Incluso carrera gratuitas, como La Cursa del Corte Inglés, han sufrido un grave descenso en el número de participantes.
La "Cursa de El Corte Inglés" ha pasado de tener 81.014 corredores inscritos en el año 2015 a tener 49.965 participantes inscritos en el año 2018, y eso que es gratuita…. https://t.co/dLizJByOX7
— El negocio del running (@Asb71Poeta) April 10, 2018
Que la moda del running está pasando es un hecho. Es beneficioso pues no se verán las locuras que a día de hoy se ven en los maratones. Lo cierto es que el masificado calendario de carreras llegará a su fin. Hay muchas carreras populares que se organizan que son de dudosa calidad y que premia más el beneficio económico que el deportivo.
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La burbuja del running está llegando a su límite, no es normal pagar 15 euros por correr 5 kilómetros, ni 40 euros por 20 kilómetros, por muy internacional y conocida que sea la carrera. La filosofía de exprimir al máximo el bolsillo del corredor acabará siendo un revés para los organizadores, pues llegará a un punto en que el corredor, que aparte de la competición se gasta mucho dinero en equipamiento, decidirá competir en carreras pequeñas, de precio asequible, y dejará de lado las carreras masificadas con precios que son un escándalo, o incluso dejará de competir tan a menudo o se decantará por las pruebas de pista, infinitamente más económicas y mejor organizadas.
Mientras la burbuja del running se acaba de inflar y estalla nos tocara seguir tragando con carreras de precio abultado. Carreras donde los primeros kilómetros no puedes ni correr y al cruzar la linea de meta te preguntas que haces allí.