“Correr es muy sencillo y lo puede hacer cualquiera”, piensan muchos. Y efectivamente así es… Sin embargo, según tu intensidad de running, objetivos y otros factores existen diferentes categorías o escalas. Estar a la altura de cada una y superarlas es lo que te permitirá convertirte en un corredor profesional.
Cabe destacar que esto último puede ser tanto oficial como incluso un pensamiento tuyo. No obstante, debes justificarlo y, además, exhibir los distintos resultados y beneficios que realmente lo confirmen.
¿Qué se necesita para llegar a ser un corredor profesional?
La respuesta a esta pregunta no es muy exacta y hasta carece de una lista concreta de requisitos que debes cumplir. ¿Por qué? Porque la cuestión no radica tanto en qué eres, sino más bien en lo que haces, cómo y hasta el contexto en que desarrollas el running.
Imagina que vas a correr 10 kilómetros una vez y luego, con el transcurso del tiempo, aumentas a 15 y lo realizas cuatro veces a la semana. Te podrás considerar un corredor y hasta colocarte la etiqueta de profesional, pero va más allá de eso.
Requisitos a cumplir para alcanzar esta categoría
Algunos requisitos o condiciones para consolidarte como un corredor profesional son las siguientes:
- Alimentarte de manera adecuada y contar con un estado físico óptimo
- Tener constancia. Recuerda que no sirve correr mucho y hasta bien una vez, tomar fotos y registros de ello para volver a hacerlo luego de un mes
- Contar con una importante trayectoria y progreso positivo; es decir, haber ido de menor a mayor
- Estirar y realizar ejercicios de calentamiento no por comodidad, sino por tener bien en claro lo importante que es para los músculos
- Sentirse y demostrar que es capaz de participar en competiciones
- Incorporar y aplicar a diario hábitos tales como sentir que no duermes, sino que descanses; que repones energías en lugar de comer y que lo que hace no es “correr unos kilómetros y regresar”, sino más bien entrenar para mantenerse en forma
Bueno, en realidad son muchos más, pero carecería de sentido empezar a enumerar cada uno. De hecho, no podemos pasar inadvertido que, en algunos casos, son cuestiones subjetivas; por ejemplo, puedes salir a correr porque tienes ganas y no necesariamente pensar en la palabra entrenamiento, incluso aunque lo desarrolles como tal.
¿Se puede ser corredor profesional sin que gusten otros deportes?
¡Sí, claro! De hecho, ¿Cuántos corredores profesionales hay actualmente que jamás han practicado fútbol, basquet o hockey, entre otros? Una cosa no hace a la otra; por ejemplo, si tú trabajas bajo la modalidad home office y te sientes cómodo desde el ordenador, ¿Eso significa que debes saber repararlo?
Con los corredores sucede exactamente lo mismo. Es cierto que encontrarás a muchos que adquirieron tal pasión como consecuencia de haber visto los campeonatos más importantes de fútbol o alguna disciplina. Sin embargo, no es necesario que tú estés en dicha situación.
Alimentos e hidratación, el punto más sensible
Hay acciones que, más allá de ser recomendables, deben ser un hábito para ti. Así, un corredor con gran experiencia nunca escalará grandes casilleros si desconoce fehacientemente la importancia de la alimentación sana y la hidratación.
El primero implica una dieta variada y que contenga los nutrientes más importantes como proteínas, calcio, vitaminas, etc. También escasez de grasas, carbohidratos y sodio. En cambio, el segundo es, por ejemplo, saber que se deben ingerir entre 1.5 y 2 litros de agua diarios.
Por todo lo descrito, ser corredor profesional es mucho más que lo que la propia etiqueta o calificación indica. Tienes que tenerlo incorporado, demostrarlo cada semana y, fundamentalmente, mantenerlo con el transcurso del tiempo.