Lo mismo aún no te has identificado con el tipo de corredor del que hablo, no estoy refiriéndome al corredor que vuela en el asfalto o en la pista y consigue marcas envidiables. Me estoy refiriendo a ese corredor que parece que vaya volando, pero hacía arriba. El corredor volador no se desplaza hacia adelante sino que parece que quiere ir hacia arriba.
Este tipo de corredores son muy comunes, seguro que conoces a alguno e incluso pienso que la gran mayoría de corredores que hemos empezado en la edad adulta a correr hemos pasado por esta etapa.
El error se produce al pensar que más alto significa correr más rápido, pero lo cierto es que la zancada eficiente se produce hacia adelante y no dando saltos.
¿Por que te conviertes en un corredor volador?
La razón principal es clara: una falta de técnica de carrera. Pero las razones de esta mejorable técnica de carrera son varias:
1. Entender incorrectamente cómo funciona el impulso
A veces de manera inconsciente se cogen vicios que afectan a tu técnica de carrera e impulsarte hacia arriba es uno de ellos. Realmente es mucho más cómodo saltar hacia arriba que impulsarte hacia adelante.
Creer que el impulso hacia arriba es eficiente no es correcto, a más tiempo pases en el aire más lento avanzarás. Lo importante es impactar en el suelo rápido y recoger la pierna velozmente para volver a soltar.
2. Falta de fuerza muscular
El glúteo es el principal protagonista en el impulso en carrera, si este presenta debilidad no puede controlar correctamente el movimiento y posiblemente te conviertas en un corredor volador. Al no tener fuerza este musculo, se le solicita menos trabajo si empuja hacia arriba que hacia adelante. Nuevamente, este vicio provocado por un insuficiente trabajo de fuerza puede echar raíces.
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A nivel del pie sucede algo parecido cuando los músculos del pie no están preparados para el ejercicio. Los dedos del pie también ayudan a impulsarte en carrera y si estos no están entrenados la zancada será menos eficiente. Céntrate en las sensaciones que recogen tus pies y comprueba como antes del despegue del pie del suelo los dedos hacen parte del trabajo impulsando tu cuerpo hacia adelante.
3. Correr de puntillas
Aún hay personas que defienden que al correr de puntillas evitas talonear y te proteges mejor de las lesiones. Es obvio que evitas el taloneo, pero perjudicas a los músculos posteriores de la pierna, especialmente el gemelo, tibial posterior y soleo.
Además al correr de puntillas tu cuerpo no es capaz de impulsarte con éxito hacia adelante. De hecho, si te fijas en aquel que corre de puntillas verás como va dando saltos, por lo que se convierte en un corredor volador.