Correr, trabajar y estudiar es uno de los mayores retos a los que como deportista te puedes enfrentar.
Conseguir que estas piezas del puzzle encajen y no sean contraproducentes es un logro para celebrar.
Aunque es duro también es gratificante, no solo porque consigues tus objetivos personales sino porque tener la constancia y la fuerza de voluntad para enfrentar esta situación te convierte en un corredor mucho más fuerte mentalmente.
¿Cómo conciliar correr, trabajar y estudiar sin morir en el intento?
A día de hoy me encuentro trabajando 8 horas al dia, estudiando un máster y entrenando unos 40-50 kilómetros a la semanales repartidos en no menos de 5 dias a la semana.
No es fácil hacer encajar todo en 24 horas, más teniendo en cuenta que 8 de ellas deberían ser de descanso.
Para poder hacer todo esto rompo con un pilar básico del entrenamiento Sacrifico algo muy importante: el descanso. Soy consciente de los riesgos de ello pero no me queda otra opción.
Suena el despertador a las 5 y en ocasiones no llego a casa hasta las 21, cansado pero satisfecho de haber hecho todo lo que tenia pendiente.
La única manera que he encontrado, por ahora, para poder correr, trabajar y estudiar es levantarme muy temprano e irme a dormir poco después de llegar a casa. Es decir, ser eficiente con el tiempo.
Además, me toca asumir que mi rendimiento deportivo no será el mismo del que tendría si no hubiera tanto ajetreo en mi vida…
¿Por qué correr, trabajar y estudiar no es tan beneficioso?
Desde octubre me encuentro corriendo, trabajando y estudiando, pero no ha sido hasta un mes atrás cuando he notado las consecuencias de tanto estrés.
En los rodajes me he encontrado cómodo, incluso a ritmos de 4:40, pero en los entrenamientos de intensidad la cosa ha sido bien distinta.
Los rodajes más rápidos y los cambios de ritmo se me hacen cuesta arriba. Nada más empezar a cambiar el ritmo comienzan las molestias, molestias por otro lado normales en estos entrenamientos pero que ahora no tolero igual de bien.
Cuando las piernas flaquean mi mente no es capaz de concentrarse en seguir adelante, y me resulta mucho más sencillo aflojar el ritmo que tirar adelante con todo, como seria habitual.
No solo es fatiga física, el cansancio mental hace estragos cuando el sufrimiento aparece en mitad del entrenamiento. No me noto igual de fuerte que al principio y no soy capaz de exigirme como antes lo hacía.
En ocasiones siento que estoy desconectado de todo esto, de que cada vez me quedo más atrás. No me noto cómodo y eso a veces es dificil de encarar.
Reflexiono sobre todo ello y me encuentro atrapado en un especie de parón deportivo. Intento mantener el planning que me hace el entrenador mientras siento en mis adentros que el esfuerzo que hago es el doble par conseguir lo mismo. Pero he elegido correr, trabajar y estudiar a la vez y tengo que asumir que no podré rendir al 100 %.
Com esta perspectiva toca pensar en pasar la temporada con la mejor forma posible, esperando mejorar mis marcas pero sin la presión por hacerlo, teniendo en cuenta los condicionantes.