«Si me das unas zapatillas de correr lo cambio todo» suena al título de una poesía cutre o de una canción de alguien que promete desesperado que cambiará por solo unas zapatillas de correr.
Lejos de esta suposiciones, unas zapatillas de correr me han producido que lo cambiara todo, desde lo que buscaba cambiar, pasando por lo que quería y pensaba que en ese momento que no podía cambiar hasta lo que nunca creí que cambiaría.
Dame unas zapatillas de correr y lo cambio todo
Dame unas zapatillas de correr y cambiaré lo que nunca pensé que cambiaría…
Dejaré de lado esas mantas que tanto pesan a las 6 de la mañana y me impiden poner el primer pie en el suelo, me olvidaré de esperar a que salga el sol para comenzar mi día y no me importará correr en la más oscura noche. Cambiaré las largas noches de fiesta por las duras mañanas de entrenamiento, venderé mi cómodo sofá si con ello me aseguro salir a entrenar un día más.
No me importará la falta de aire en las series anaeróbicas, me reiré cuando el dolor muscular en las cuestas sea insoportable, me enfadare (y con ganas) cuando lo de todo en una competición y el tiempo sea un desastre, pero gritaré de alegría cuando supere mi marca. Si el último kilómetro se me hace cuesta arriba no tendré miedo a poner una marcha más, le daré duro a los brazos y piernas para seguir avanzando a buen ritmo.
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Cambiaré el «no me gusta ir al gimnasio» por el «no me gusta, pero DEBO ir», me seguirá sin gustar levantar pesas pero no me quedará otro camino para merecerme esas zapatillas de correr. Fortaleceré toda la musculatura del cuerpo, incluso aquella que no sabía de su existencia. El core será como una religión para mi y trabajaré noche y día para conseguir fuerza en él.
Cambiaré los refrescos por el agua, los dulces por la fruta y comeré de manera compulsiva pescado, verdura y frutos secos. Beberé tanta agua que las visitas al baño serán obligadas y no permitiré deshidratarme durante la carrera. Comeré más que antes pero engordaré mucho menos- (¡que suerte tenemos los corredores!).
Si me duele algo el mundo se me caerá encima, lo primero en lo que pensaré será en que no podré correr, luego si eso en el trabajo… De un día a otro el mundo se recompondrá al comprobar que era una leve sobrecarga. Si, lo reconozco, me volveré hipocondríaco con las lesiones y es que son la causa de parar una parte de mi vida.
Correr ha cambiado muchas cosas de mi, no solo estoy hablando de la parte física, sino de la mental y de lo que está dentro de mi…
¡De hecho he cambiado tantas cosas por unas sencillas zapatillas de correr que me entran ganas de regalarle a mis conocido un par para ver si les cambia de la misma manera!