Cuando cogemos algo tanta pasión como este deporte, somos los primeros en saber que músculo nos molesta, la mejor manera de trabajar los abdominales, como deberíamos pisar o a que ritmo debemos hacer las series. Todo esto lo conseguimos leyendo, consultando a otros corredores con más experiencia o consultándolo con especialistas. A correr se aprende y todos intentamos cada día aprender algo que nos pueda hacer mejorar en nuestra carrera, pero a pesar de todo esto que intentamos mejorar llega un día que nos lesionamos, lejos de tomarse una lesión como una derrota hay que entender que de las lesiones se aprende.
De las lesiones se aprende mucho
Cuando nos lesionamos lo primero que pensamos es que vamos a estar fuera de juego durante una temporada larga y que vamos a perder la forma, quizás es así pero no debemos sentirnos derrotados por algo que aunque sea largo normalmente es temporal.
Hay que tomárselo como un error que hemos cometido que no lo volveremos a hacer. Me acuerdo cuando empecé a correr los pocos músculos que estiraba, hasta que una sobrecarga en el psoas me dejo una semana sin correr, ese día fue el último que me tuve que parar por algo en ese músculo, busque información, leí artículos y puse en practica consejos para estirarlo y fortalecer esa zona.
Aprendí a fortalecer esa zona y a estirarla y no me volvió a dar problemas. Ahí entendí que de las lesiones se aprende.
Siguiendo con algo que suele ser muy común está el entrenar más fuerte de lo debido, cuando nos encontramos mejor de forma nos exigimos más a nosotros tanto en el entrenamiento como en las carreras, hasta que un día de manera inexplicable (según nuestra propia visión) nos lesionamos. ¿Que podemos sacar de bueno de una lesión por este motivo? Podemos aprender que entrenar siempre a tope no va a conseguir que mejoremos, ya que las lesiones se cruzaran en nuestro camino y iremos hacia atrás. Que no por rodar el día después de un entreno duro a un minuto más de nuestro ritmo habitual va a ser contraproducente.
No solo estamos más atento a nuestro cuerpo cuando nos recuperamos de una lesión sino que el estar tanto tiempo parado es una prueba para nuestra motivación y nuestra fortaleza mental, nunca hay que venirse abajo por muy lejos que veamos la luz del túnel. De las lesiones se aprende a no repetirlas (se que es algo obvio) pero se aprende a estar preparado para esos duros momentos y a mantener la mente tranquila a pesar de querer salir entrenar ese mismo día.
Conclusión
He tenido diversas molestias y me he lesionado por estos dos motivos y por otros más. Se que había estado forzando el cuerpo en diversas ocasiones que me pasaron factura, pero lejos de rendirme ante la lesión he intentado siempre buscar lo «positivo» en ella, es decir, el aprendizaje que nos deja cada error que cometemos. Muchas entradas de este blog vienen de la experiencia propia y de los errores cometidos y de estos errores vienen las enseñanzas que siempre intento plasmar de la mejor manera para que todo el mundo pueda sentirse identificado.
De las lesiones se aprende igual que se salen de ella, con mucho esfuerzo y disciplina y teniendo una mentalidad positiva.
Yo, mientras tanto seguiré mentalizado en salir lo antes posible de la tendintis con la que por desgracia ando liado.
¡Gracias a todos por leernos cada día!