La historia que voy a contar está basada en hechos reales, y sucede tanto en España como en Argentina o en cualquier otro país donde hayan personas que se dediquen a correr.Es la historia de una clase de corredor muy común, es el corredor que entrena duro a diario durante largos kilómetros, pero al que no todo sale como creía. Es la historia del corredor que nunca pisaba un gimnasio.
El corredor que nunca pisaba un gimnasio
Había una vez un corredor que soñaba día tras día en convertirse en el mararoniano más veloz de su club. No había día que se saltara esas series anaeróbicas ni tampoco los entrenamientos a ritmo controlado. Era el típico corredor que cumplía a rajatabla con lo que mandaba el entrenador.
Poco a poco fue progresando y la intensidad y volumen aumentó, comenzó a reducir sus tiempo una barbaridad y nada hacia pensar que esto se pararía. Tenía una buena técnica de carrera, una buena capacidad aeróbica y un bajo peso.
Algunos de sus compañeros mientras iban a eso que llamaban gimnasio, bromeaban con que a pesar de lo delgado que estaba se le veía fofo.
Él contestaba: «para correr solo es necesario correr y estar muy delgado»
Este corredor estaba muy equivocado, pero aún no se habías dado cuenta. Pasada la etapa de mejora, se estancó. No conseguía aguantar los ritmos elevados al final de la carrera, a pesar del duro entrenamiento. Pensando que su entrenamiento no era lo suficiente intenso comenzó a apretar aún más en los entrenamientos. Así lo hizo hasta que una tendinitis cuadricipital lo dejo en dique seco durante 2 meses.
Después de esto, nada volvió a ser como antes. Si no era el cuadriceps eran los isquios, sino tenía acortado el psoas. Todo eran problemas y el no entendía el porque.
¿Por que sus compañeros le habían superado ya y no se habían lesionados?¿Acaso no entrenaba duro?
Todo era cuestión de mala suerte y ya está.
Que su compañero Juan tuviera las piernas como una piedra y no hubiera tenido lesión alguna durante años era casualidad.
No entendía que el trabajo de fuerza estuviera directamente relacionado con el rendimiento. Si iba al gimnasio ganaría peso y correría más lento, solo hacía falta ver el cuerpo de los élites para entender que no hacía falta ir al gimnasio.
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Tampoco comprendía que unas piernas fuertes amortiguan los impactos y reducen los daños que sufre. Era absurdo para él, si corriendo ya se fortalecen las piernas.
Mientras el seguía con estas ideas y parando cada 2 meses, sus compañeros por el simple hecho de dedicarle días a la semana a los ejercicios de fuerza consiguen una mejora increíble.
Sustituye la palabra gimnasio por ejercicios excéntricos, ejerciccios de fuerza o rutina de fortalecimiento. No se trata del gimnasio, sino de ganar fuerza muscular. El corredor que nunca pisaba un gimnasio puedes ser tú o algún conocido tuyo. Correr no es solo correr, y antes sepas esto, mejor rendimiento y más libre de lesiones estarás.