En un contexto en el que el running se evidencia en todo el mundo y es muy recomendado para personas jóvenes y adultas, te mostramos las lesiones más frecuentes al correr. Estas suceden como consecuencia de los movimientos propios de cada actividad y que, en algunos casos, hasta resultan bruscos y perjudiciales.
Las piernas, las más expuestas para padecer lesiones al correr
Pese a que el running implica un movimiento corporal constante e intenso, los músculos y ligamentos de las piernas son los más comprometidos. ¿Por qué? Pues, por al menos cuatro razones:
- El hecho de tolerar el peso corporal
- La flexibilización que requieren
- La fuerza que realizan
- Los posibles desniveles de los terrenos que ocasionan golpes, torceduras y distensiones
Las lesiones más habituales del running
Por lo descrito anteriormente, y al igual que con las diferentes actividades físicas y deportivas, las lesiones más frecuentes al correr son las siguientes seis:
Sobrecarga muscular, la lesión más habitual al correr
Seguro la has oído o leído en múltiples ocasiones; consta de un aumento de tensión muscular como consecuencia de un exceso de demanda en la zona. Se trata además de un término amplio dado que incluye contracturas, molestias, sensación de dolor al estirar o realizar un esfuerzo y agotamiento.
Concretamente, puedes padecer una sobrecarga muscular tras correr durante un lapso de tiempo muy prolongado sin que tu músculo estuviera acostumbrado a ello; pisar mal y que ello devenga en un estiramiento muy excesivo y repentino; y un esfuerzo importante que genere hasta un pequeño desgarro.
Tendinitis rotuliana
Además de frecuente, es peligrosa ya que no cesa fácilmente y en pocos días; consiste en la inflamación del tendón rotuliano, cuya función es unir la rótula de la pierna. Por esto último, una lesión de este tipo nunca pasa inadvertida y hasta produce dolores debajo de la rótula y al flexionar la rodilla y sensación de incomodidad.
No obstante, lo más grave de la tendinitis rotuliana es que, a diferencia de otras lesiones, comienza siendo leve y se agudiza con el transcurso de los días.
Tendinitis aquilea
Sucede cuando el tendón de Aquiles –uno de los más conocidos- se inflama como consecuencia de una escasa elasticidad de los gemelos, los cuales carecen de un nivel de entrenamiento suficiente para responder correctamente a un esfuerzo excesivo.
A su vez, y dependiendo de su gravedad, la tendinitis aquilea puede requerir de una cirugía quirúrgica si es considerada grave o si cuya recuperación no es óptima. Para evitar todo esto, se recomienda correr en superficies blandas y, si lo haces en las duras, ten mucho cuidado.
Periostitis tibial
Este término refiere al estrés de tibia que ocasiona una sobrecarga de trabajo o un entrenamiento rápido y brusco. De algún modo es también consecuencia de realizar movimientos intensos a pesar de que los músculos no están preparados.
Cabe destacar que la periostitis tibial no es una lesión menor ya que consta de la membrana externa que recubre los huesos. Su inflamación es justamente la que genera la periostitis y se manifiesta con dolores intensos en todo momento.
Fascitis plantar
Al ubicarse talón que se lesiona en la planta del pie, implica una gran molestia, además de producirse no sólo por correr, sino también si permaneces mucho tiempo de pie o incluso si posees sobrepeso.
Al mismo tiempo, correr no siempre es lo que produce la fascitis plantar de manera íntegra, sino que puede ser simplemente lo que termina de concretarla. ¿Por qué? Pues, las personas suelen sobrecargar la planta del pie cuando utilizan calzado incómodo, se trasladan por terrenos arenosos o caminan largos trayectos todos los días, entre otros motivos.
Roturas de ligamentos
Aunque es más habitual en deportistas, hay quienes las han padecido al correr. Sucede, por ejemplo, si caes mal tras realizar un salto brusco, si apoyas todo tu peso sobre una rodilla inclinada o incluso si te resbalas.
En la gran mayoría de las lesiones más frecuentes al correr, existen diferentes grados, consecuencias y requisitos y tiempos de recuperación. Así, lo más importante es que te entrenes correctamente, aumentes el ritmo de ejercicio de forma progresiva y que hagas todo lo posible para evitar lesiones e inconvenientes musculares.