Correr una carrera suele ser el objetivo final de todas esas personas que hacen running o que entrenan casi a diario. El logro de participar en una carrera popular, independientemente de la distancia que sea, vale todo el esfuerzo que ha habido detrás, pero toda carrera tiene un lado que no se cuenta.
Esta muy bien presentarse en la línea de meta y decir que tienes disposición de terminar la carrera. La gente lo ve como un mérito sin darse cuenta de todo lo que hay detrás.
Lo que nadie te cuenta, y es muy importante, de correr una carrera
Que se valore el apuntarse a una carrera, presentarse en la línea de salida y cruzar la meta realmente es absurdo, pues esto no tiene ningún tipo de valor, pues cualquier persona, con más o menos gracia, lo puede hacer.
El valor verdadero está en todo lo que hay detrás, en las semanas, meses y años de preparación para poder disputar esa carrera, sin conformismos e intentar dar lo mejor que cada uno tiene dentro.
No vale con entrenar una sola semana y competir, aunque es una locura que se suele cometer, lo importante está en todos esos entrenamientos que has sacado adelante en las peores circunstancias durante un periodo largo de tiempo, en el que has ido asimilando ritmos, conociendo a tu cuerpo y mejorando tu resistencia.
El verdadero mérito está en poder entrenar 5 o 6 días a la semana, haciendo malabares con todas las obligaciones del día a día, como puede ser el trabajo o la familia. Desde luego que el sueño entra en un segundo plano cuando las horas del día no da para todo, pero aún así lo sacrificas.
Si cumples con esto, sabes que estarás preparado para tu próxima carrera.
Lo que te pasará mientras compites en tu próxima carrera
Se dice que en las competiciones simplemente se viene a demostrar todo lo sufrido en los entrenamientos y en parte es cierto, pero en otra parte no es así.
Correr una carrera después de haber entrenado durante meses o años no tiene nada que ver con levantarte del sofá un día y apuntarte a la carrera popular de tu ciudad, eso queda claro, pero no es sencillamente demostrar lo que has entrenado.
¿Se sufre en los entrenamientos? Desde luego que si. ¿Se sufre menos en las competiciones? No lo tengo yo tan claro.
Cuando compites vas a correr a un ritmo respecto a una distancia que nunca antes lo has hecho, salvo en otras carreras. Por mucho que hayas hecho un entrenamiento de series a ese ritmo, nada tiene que ver con correr, por ejemplo, 10 kilómetros a ese ritmo.
Esto significa que estarás corriendo a un nivel más, en un punto en que pondrás contra las cuerdas a tu cuerpo y, sobretodo, a tu mente.
Esta última, cuando ya ves que te estás pasando de sufrimiento, te empezará a lanzar mensajes de que abandones, te preguntará que porque estás ahora mismo ahí, corriendo a ese ritmo, con lo sencillo que sería echarse a un lado y abandonar. Es ahí donde empieza el verdadero sufrimiento, porque estas realmente fatigado. Las piernas te duelen y te cuesta mantener tu técnica de carrera.
Por un lado llevas a tu sistema muscular al límite, tu corazón no para de bombear con fuerza para que el oxígeno llegue a todas las células implicadas en la carrera, por otro tu cabeza te empieza a boicotear. Casualmente el boicot empieza a mitad de carrera y no es hasta la última parte que desaparece.
¿Será que ya has dejado de sufrir? Claro que no, lo que pasa que teniendo tan cerca la meta decides no escuchar a tu cabeza y apretar los dientes y eso es algo que se debe entrenar durante todo el año.
Vas a sufrir cuando compitas, siempre y cuando te lo tomes enserio, pero dependerá del control de tu mente si ese sufrimiento te hunde.