El día 11 de febrero tenía ante mi la última oportunidad de mejorar la marca en los 1500 metros en pista cubierta. Era el último control de la temporada y tenía en mente rebajar los 4:53:77 del anterior control. Había estado entrenando bien, sin ninguna molestia y estaba convencido de que lo lograría.
Ahora que los controles de 1500 metros han terminado, no voy a negar que los echaré de menos. El descubrimiento de esta distancia en pista cubierta me ha traído grandes sensaciones y una experiencia muy importante que me ayudará a seguir mejorando como corredor. He aprendido que es en la pista donde verdaderamente se corre rápido y que por muy fuerte que te encuentres no te puedes confiar, pues es una distancia muy traicionera.
Crónica del esfuerzo para mejorar la marca en los 1500 metros
En mi primer 1500 en pista cubierta de la temporada, a finales de diciembre, conseguí una marca de 4:59.90, una buena marca para mi al conseguir bajar de los 5 minutos. Al intentar mejorar la marca en los 1500 metros en el segundo control a finales de enero, me sorprendí al conseguir parar el crono en 4:53.77. En este tercer control de 1500 metros mi objetivo era bajar de 4:50, si el cuerpo y la mente me lo permitían.
El 1500 se corría el domingo a la 13:00, una hora mucho más agradable que las 20:00 de los otros controles. Como las otras veces, llegué con la antelación necesaria para pagar la inscripción y calentar con tranquilidad. Este último punto es muy importante y siempre le dedico cerca de 40 minutos antes de cada competición.
El tiempo iba pasando entre la movilidad articular, el rodaje de 20 minutos y las rectas, y pronto comenzaron las llamadas a los corredores de las series. En este caso solo habían 3 series y yo estaba en la última. Cuando subimos a la pista, empezaron a correr los de la serie anterior y pude comprobar lo fácil que se ve desde fuera, cuando no eres tú el que sufre zancada tras zancada.
Al terminar la segunda serie, todos los corredores de mi serie nos acercamos a la linea de salida, estoy seguro que todos esperaban mejorar la marca en los 1500 metros, aunque no todos lo lograríamos. Ese fue mi caso.
Tras el disparo de salida rápidamente busqué un hueco en la carrera, y me puse en segundo lugar, aguantando al corredor que tenía delante. En ese momento no me di cuenta, pero acababa de cometer un gran error: había salido muy fuerte, y lo terminaría pagando más adelante.
En la segunda y tercera vuelta vi claro mi error, al ser pasado por 5 corredores que habían salido a un ritmo más relajado que el mio. Las piernas me pesaban y no eran capaces de correr más rápido, lo único que podían hacer era intentar mantener el ritmo.
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Las vueltas pasaban y el grupo se alejaba cada vez más. Con la cabeza fría me centré en cada parte de mi cuerpo, intentando que mi postura al correr fuera lo más eficiente posible para no perder el ritmo que hasta entonces mantenía. En la quinta vuelta me empecé a quedar clavado y ya era consciente de que no iba a mejorar mi marca en los 1500 metros, pero aún así apreté los dientes y seguí hacia adelante.
Poco antes de la campana que avisaba de la última vuelta conseguí recuperarme del bajón que me había atacado en la vuelta anterior y empujé con fuerza para continuar hacia adelante. En la última vuelta, recuerdo haber sufrido lo indescriptible, pero era el último control de pista cubierta y bien valía ese sufrimiento.
Al cruzar la línea de meta me enteré de que mi tiempo había sido de 4:54.72, casi un segundo más lento que la anterior vez, y no pude hace otra cosa que sorprenderme positivamente. Me fui a casa contento, pues aunque no había conseguido mejorar la marca en los 1500 metros, debido a mi mala estrategia de carrera, me mantenía en el mismo nivel.
