Es posible que el nombre de Josephine Onyia no te suene demasiado, y si lo hace es más bien por la gran polémica que causó esta atleta siendo sancionada de por vida por dopaje, y es que la señora Onyia no tuvo suficiente con ser sorprendida una vez en un control de dopaje. Sino que su ambición la convirtió en una atleta conocida por sus juegos con el dopaje.
Josephine Onyia, la coleccionista de sanciones
Como habrás adivinado, Josephine Onyia no es española, al menos de origen, ya que nació en Nigeria en 1986. Hasta que no tuvo 21 años no consiguió la nacionalidad española. Quizás con su nacionalización se buscaba aumentar el nivel de la selección española de atletismo, pero si ese era el verdadero motivo se equivocaron de persona.
Esta atleta ha sido una de las ovejas negras del atletismo español. A pesar de que Josephine ostenta el récord nacional de 100 metros vallas, viendo el fantástico historial que posee en cuanto a dopaje se refiere, la duda no es si ese récord lo consiguió dopada, sino: ¿en algún momento de su carrera corrió limpia?
El historial de Josephine Onyia
Mi opinión sobre el dopaje es que el atleta que lo hace se traiciona a si mismo, pero el nivel de traición de Josephine Onyia es para echarse las manos en la cabeza.
Al poco tiempo de nacionalizarse (antes compitió por Nigeria) esta atleta dio la campanada al arrebatar el récord de España antes mencionado a Glory Aloize, pero la campanada mayor fue en el momento que se vio sancionada por dos años tras haber dado positivo en dos controles. El primero en Lausana, por un estimulante, el 2 de septiembre de 2008 y el segundo en Sttutgart, por clembuterol, el 23 de septiembre de 2008.
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Ya en el año 2011 no representó a España en los Mundiales de Daegu por ser pillada y sancionada por el uso de un estímulante del sistema nervioso. Pero la historia de Josephine Onyia no había hecho nada más que comenzar.
Después de la correspondiente sanción y estando ya seleccionada para los Mundiales de Pekín en 2015, la atleta dio positivo por cuarta vez, y se le aplicó el máximo castigo: sanción de por vida.
Lo mejor de todo y lo que es la guinda de este pastel es que estando ya sancionada de por vida, se reanalizaron los resultados de Pekín y le volvió a tocar a ella el premio gordo. Cinco veces cazada compitiendo dopada y la de veces que habrá pasado desapercibida.