Si hay un tema delicado de tocar en el atletismo es la nacionalización express. En nuestro país hemos tenido claros ejemplos que luego han resultado ser juguetes rotos, como Josephine Onyia que desde su nacionalización en 2007 hasta el año 2015 dio positivo nada más y nada menos que en 4 ocasiones, lo que le llevaron a una suspensión de por vida.
Aunque parece que es solo en nuestro país que usamos esta vía rápida para mejorar las marcas, tenemos dos grandes ejemplos con los que nos podemos echar las manos a la cabeza: Catar y Bahrein.
¿Como funciona la nacionalización express en Catar y Bahrein?
De manera industrial, esa es la respuesta. Estos dos países ubicados en el Este del Golfo Pérsico no han destacado precisamente por el nivel de sus atletas en el pasado, pero algo está cambiando actualmente. Vemos a atletas que portan estas banderas en sus ropas de competición, de cada vez más nivel. ¿Ha habido un cambio en el atletismo de estos paises? No, están nacionalizando a golpe de billetes.
Si repasamos el historial deportivo de estos países vemos que el saltador Mutaz Essa Barshim es el único nacido en Catar que despunta en pruebas de alto nivel (¡y de que manera!), quedándose a 2 centímetros (2,43) de Javier Sotomayor.

Volviendo al tema que importa, hay muchos casos de sobras conocidos de como estos países han comprado a atletas para que los representen, echando por tierra la formación de sus propios nacionales para que compitan por su país.
Stephen Cherono, Albert Chepkurui, Femi Seun Ogunode, Richard Yatich, Onèsphore Nkunzimana… Son algunos de los atletas que han cambiado su bandera de nacimiento por la de un mejor pagador a manos de Catar, si indagamos en los atletas procedentes de Bahrein veremos que cambian los nombres pero que el origen suele ser siempre el mismo: Africa.
A pesar de que África es y seguirá siendo una gran fábrica de atletas, especialmente de mediofondo y de fondo, no todos los que lo intentan llegan a la cima mundial. Si vemos las marcas de los atletas antes indicados a excepción de Stephen Cherono, recordman de 3000 metros obstáculos) no son las mejores para competir por un récord del mundo, ni para alzarse dueños de una disciplina.
Aquí comprendemos como funciona la nacionalización express en Catar y Bahrein. Kenia, Etiopía y otros países de África no podrían permitirse mantener a todos los atletas que, por decir alguna marca, bajasen de 2:15 del maratón. Esta marca es suficiente para ganar esta prueba en diferentes países o en competiciones nacionales, y son muchos los atletas con el potencial para lograrlo en los países antes indicados. Estos atletas ven en los países del Golfo Pérsico una gallina de huevos de oro, y es que estos les dan una retribución mensual para toda la vida simplemente por competir bajo otra bandera.
Un último apunte de la nacionalización express
Lejos de dilemas morales y desde el punto de vista del atleta no hay nada malo en aceptar dinero por representar a otro país, ellos quieren ganar dinero con el deporte y la única salida que encuentran es esta. De la misma manera que si nuestro trabajo no nos permite vivir como deseamos buscaremos otro.
Ahora bien, si echamos una mirada crítica al atletismo vemos que esto no hace ningún bien, ni a las promesas que empujan desde abajo ni a los atletas que han sacrificado parte de su vida a labrarse una carrera deportiva.
La nacionalización de atletas no tiene porque ser algo a evitar, pero si que debería tener un control antes de que se salga de las manos. No puede ser (y entiendo que alguien no piense igual) que compitan en las mismas pruebas atletas keniatas y etíopes representando a sus países de origen, pero también otros compatriotas representen a Qatar y a Bahrein y que tengamos a Alemayehu Bezabeh como representante español.
Esto es algo cada vez más común y que demuestra dos cosas: la falta de apoyo a los deportistas nacionales y como el atletismo se ha convertido en un negocio donde los atletas se venden al mejor postor.