El running consta de una actividad empleada a menudo por miles de personas en todo el mundo debido a los beneficios que proporciona. Además, carece de grandes requisitos y sólo debes disponer de un espacio amplio. Por ello seguro te preguntarás cuáles son los mejores terrenos para correr.
La respuesta de esto último no puede ser exacta dado que ninguna superficie es perfecta y todas muestran tanto ventajas como desventajas dependiendo de diversos factores. A su vez, el estado actual, el mantenimiento y si está recto o posee pendientes, entre otros, también influyen.
Los cinco terrenos para correr más frecuentados
A continuación, te contaremos y describiremos los diferentes terrenos para correr con sus respectivas características, beneficios y contras para que tengas en cuenta al momento de realizar la actividad.
Arena
Pese a su esencia, es la superficie que más puede cambiar; por ejemplo, si se encuentra dura (sucede luego de llover o en un momento de marea baja) favorece a las articulaciones, mientras que si está blanda debes levantar más las rodillas en cada paso, pisar más fuerte y hacer un mayor esfuerzo.
Así, la ventaja de esta última es que mejorarás la técnica del running y aplicarás una fuerza que te ayudará a aumentar tu resistencia y a quemar más grasas y calorías.
Por su parte, la arena dura posibilita realizar un trayecto más extenso sin padecer grandes dificultades. Tampoco sentirás dificultades extras para avanzar y evidenciarás un terreno prácticamente plano. En cambio, la blanda abunda de desniveles que te obligan a prestar más atención al suelo.
Pista sintética
Puede no ser la más utilizada, pero sí la más conocida como consecuencia de estar presente en las pistas profesionales de atletismo; por ejemplo, las que se hallan dentro de estadios de fútbol.
Se trata de un terreno para correr ideal para contar con una rutina estructurada e intervalos, como así también para principiantes o incluso runners que se entrenan nuevamente tras haber sufrido una lesión.
Sin embargo, la gran contra de la pista sintética radica en que, al ser muy adecuada para correr rápido durante un largo rato, genera desequilibrios musculares.
Asfalto
Es la superficie que más se observa ya que se encuentra en la gran mayoría de las calles y carreteras de las ciudades y hasta en las zonas rurales. Resulta ideal para entrenar y correr rápido dado que carece desniveles u otras dificultades, aunque su dureza implica con el transcurso de los meses un estrés ortopédico mayor.
Por esta razón, se recomienda que utilices para correr en el asfalto zapatillas cómodas y que amorticen lo máximo posible el impacto de tus pies sobre el suelo en cada movimiento.
Hierba
¿Has pensado alguna vez en correr descalzo o en qué sucede si lo haces? Bueno, la hierba es ideal para que lo pruebes; fortalece tus músculos y mejora la técnica de running, además de permitirte una buena amortiguación.
No obstante, esto último resulta riesgoso por una clara razón: por sus características y composición, la hierba almacena muy fácilmente piedras, cristales rotos y otros objetos pequeños y cortantes que podrían lastimarte al pisarlos.
Cinta, uno de los terrenos para correr más habituales
Es una de las más frecuentadas en los últimos años por dos motivos: está presente en todos los gimnasios y centros deportivos y es muy adecuada para incorporar en los hogares. Más allá de esto, resulta benéfica para los músculos, tendones y ligamentos y te ofrece la posibilidad de elegir el ritmo y la inclinación de la superficie.
De todos modos, correr en la cinta nunca es igual que en la arena, hierba o asfalto. A su vez, el hecho de ir contra la dirección de la cinta produce un estrés mayor que impacta luego en las pantorrillas y tendones.
¿Cuáles son entonces los mejores terrenos para correr? Pues, ninguno es perfecto y todos cuentan con sus pros y contras. Así, lo más recomendable es que los alternes y te decidas por tu preferido o por el que creas más conveniente para satisfacer tus necesidades.