Correr y caminar constan de las acciones más frecuentadas por parte de las personas, incluso no siempre para realizar ejercicio, sino por necesidad al trasladarse de un sitio a otro. Aunque parece muy evidente, las diferencias entre correr y caminar abarcan varios aspectos.
Concretamente, si primero estás caminando y luego empiezas a correr, la diferencia no radicará únicamente en la intensidad de movimiento; el esfuerzo, tipo de ejercitación, trabajo por parte de los músculos, articulaciones y ligamentos, rapidez con la que te sentirás exhausto, etc. influirán sobre los efectos en tu organismo.
Si n sabes que es mejor, caminar o correr, en este artículo hablaremos de las principales diferencias entre correr y caminar.
Cinco principales diferencias entre correr y caminar
Por esto último, a continuación te mostramos cuáles son las grandes diferencias entre correr y caminar.
Correr quema más calorías
Esta característica ni siquiera merece explicaciones rigurosas dado que se puede demostrar de forma muy sencilla: implica realizar un mayor esfuerzo, lo que deviene en más desgaste calórico por la energía que el organismo necesita para la actividad y, por lo tanto, una quema de grasa y pérdida de peso más rápida.
Caminar se asemeja más al trote que correr
Aunque muchos creen que trotar es una suerte de punto intermedio entre caminar y correr, no es así… Requiere simplemente de hacer lo mismo que en la caminata, pero con un poco más de intensidad; es exactamente lo que sucede con el ritmo, el desgaste físico y muscular y la pérdida de grasas y calorías.
En cambio, correr implica subir considerablemente el nivel de exigencia. Imagina que el ser humano funciona a partir un tanque de combustible como un coche. Bueno, el consumo entre caminar y trotar es casi igual, mientras que el de correr es muy superior.
Caminar es más accesible
Requiere el trabajo y movimiento de las articulaciones, ligamentos y músculos, pero de ningún entrenamiento previo ni habilidad específica. Además, su objetivo principal no es bajar de peso o tonificar, sino fortalecer la circulación, la actividad cardiovascular, comenzar a efectuar movimientos tras una lesión, etc.
Además, caminar consta de una acción muy habitual y casi natural. ¿Cómo haces para trasladarte incluso en tu propio hogar desde tu habitación hacia la cocina si no es caminando? Lo aprendes a hacer cuando eres bebé y, si te encuentras imposibilitado de ello, es porque tu estado físico es realmente crítico.
Las probabilidades de lesiones cambian drásticamente
Debido a la diferencia entre el esfuerzo que caminar y correr implican, las probabilidades de lesiones son mucho mayores en esta última. Además, trasladarte de manera rápida e intensa puede traerte como consecuencia pisar mal, tropezarte con un elemento y caer con todo el peso sobre una pierna.
Asimismo, si padeces problemas físicos o atrofia muscular, vas a poder caminar, pero no correr al menos durante un tiempo. A su vez, si te recuperaste de una lesión grave (por ejemplo, rotura de ligamentos), lo primero (y único) que deberás hacer por algunos días y semanas es caminar.
El tiempo que tardarás en realizar un mismo trayecto variará
Este dato es más evidente; caminar implica trasladarte a una velocidad menor a 5km/h, mientras que correr la multiplica por tres, cuatro, cinco o incluso más. Así, lo que caminar te lleva tres horas, corriendo lo harás en menos de una.
Tal todos los puntos descritos, las diferencias entre correr y caminar son múltiples, aunque algunas se perciben más fácilmente que otras. De hecho, la primera es mucho más recomendable para beneficiar aún más tu organismo, salud, músculos y sistema cardiovascular. ¡Haz ambas y no te arrepentirás!