Correr se ha convertido en la mejor medicina para el cuerpo y la mente. Es capaz de conseguir dar la vuelta a un mal día con solo salir a rodar unos kilómetros, además si correr te encuentras mejor físicamente y con más salud. Pero las consecuencias de correr van mas allá de la mejora de tu salud física y mental.
Las consecuencias de correr
Estas consecuencias quizás nosotros no las vemos como tal o en el mejor de los casos la aceptamos con resignación como un entrenamiento bajo lluvia y viento. No podemos hacer nada, están ahí y nunca desaparecerán mientras seamos corredores.
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Consecuencia Nº1: somos los más canijos del gimnasio
Es cierto, da igual el tiempo que llevemos apuntados al gimnasio cumpliendo de manera religiosa con la rutina. Somos y seremos los más delgados del gimnasio. Pero no solo te das cuenta tu, tus compañeros de gimnasio hace tiempo que te ven con esas camisetas de colores que te dan en las competiciones y empiezan a sospechar que no trabajas duro. Nada más lejos de la realidad, lo que buscamos son unos músculos que sean útiles en carrera no unos músculos grandes y pesados.
Consecuencia Nº2: estiramos de manera compulsiva
Siempre es buena hora para estirar y eso es algo que los corredores sabemos. Utilizamos todos los elementos geométricos a nuestro alcance para lograr relajar nuestros músculos. Si vivimos en una ciudad siempre encontraremos bordillos donde descargar esos gemelos cargados de la tirada larga del día anterior.
Consecuencia Nº3: medimos la distancia de manera exacta
Como si de un GPS se tratará nuestro cerebro calcula la distancia a la perfección. Las series y las tiradas largas han hecho que no sea difícil calcular a ojo la distancia que hemos de recorrer. Esto es algo que nos beneficia a nosotros, pero no tanto a nuestro alrededor. Cuando decimos que 3 kilómetros son poco y que podemos ir andando habrán pocos que se quieran unir a ese hábito tan saludable de andar.
Consecuencia Nº4: comemos y no engordamos
No nos podemos quejar, una de las consecuencias de correr es que comemos más que nadie y no nos engordamos. Correr tantos kilómetros a la semana y quemar tantas calorías nos da la ventaja de poder ingerir alimentos (sanos) sin miedo a subir de peso. Al contrario, si nos descuidamos lo acabamos perdiendo. Es algo que nuestros conocidos tienen envidia.
Consecuencia Nº5: no tenemos domingos de fiesta
Hace tiempo que no te levantas a las 12 un domingo, a día de hoy no estás seguro si algún domingo lo hiciste. La consecuencia de correr conlleva que los domingos sean sagrados deportivamente hablando. Un domingo es el día de la tirada larga, el día de la competición y si no entrenamos es el día de ver un buen maratón matutino. La gente puede no entenderlo, pero nos encanta madrugar en domingo.