Ser el último corredor de una carrera. Tan solo pensarlo puede hacerte sentir vergüenza el encontrarte en esa posición en la carrera.
Ver como corredor tras corredor te va superando y te sabes consciente de que no hay nadie más detrás de ti.
Esa serás tu, la última persona en cruzar la línea de meta.
Lo que nadie cuenta sobre cruzar la línea de meta en último lugar
Cruzar la línea de meta en último lugar supone hacerlo en el puesto que nadie quiere, por el que nadie entrenaría y, por supuesto, no se lo plantearía.
Pero llegar en último lugar no es sinónimo de vergüenza en ningún caso, y no siempre tiene que ser sinónimo de no haber entrenado para la prueba.
Quien corre y alcanza a cruzar la meta en el último puesto es consciente del sacrifico y esfuerzo que ha hecho, pues seguro que le ha costado llegar hasta ese punto. Quien lo ve de fuera puede no valorarlo, pero aquí se hace trampa al medir con la propia regla a otra persona.
La persona que llega en último lugar puede ser una persona de 90 años, alguien que se ha lesionado u otra que sufre un problema de salud. Esto es lo que puede estar detrás de esa supuesta vergüenza de posición en una carrera.
Y aunque no sea ese el caso, y sea porque no ha entrenado lo suficiente, es mucho mejor correr y llegar en último lugar, que no hacerlo directamente.
Eso sí, cada uno debe valorar sus motivos
Para mi, lo que yo me aplicaría, es que no sería posible ser el último corredor ni por lesión, ya que me retiraría, ni por no entrenar, ya que lo veo una completa imprudencia.
Si me lesiono corriendo me paro y listo. Es absurdo y me pongo más en riesgo si continúo. Además, al final es una carrera en la que no me va la vida.
Por otro lado, nunca me plantaría a correr sin haber entrenado lo suficiente. Esto, aunque moleste, es la realidad: cuando llegas el último sin ningún problema de salid, lesión y una edad aceptable es porque no has entrenado lo suficiente. Lo único que se consigue haciendo esto es aumentar el riesgo de lesión y no hacer la mejor carrera.
La idea no está en entrenar para ser el mejor corredor, si no poderlo hacer con garantías, aunque al final es cada persona la que valorará si le compensa.
Cada persona tendrá que valorar lo que más le pesa a la hora de ser ese último corredor, aquel del que la gente habla, no sin vergüenza, pero que no tiene nada de lo que avergonzarse