De siempre he escuchado que correr es algo sencillo, que no requiere una buena técnica como el fútbol (perdona si me río con esto) y que lo puede hacer cualquiera. El sufrimiento del corredor no es comprensible por aquellos que no practican este deporte, nadie sabe lo que significa planificar una temporada, entrenar duro y que no todo salga como lo esperado.
Por ello no todo el que corre se puede meter en el mismo saco. Hay quien corre 2 veces a la semana por sentirse bien sin ningún tipo de compromiso y hay otros que entrenan duro para conseguir mejorar todo lo posible.
Para estos últimos, el sacrificio es notorio y no solo el que se aprecia en entrenamiento y competiciones.
El sufrimiento del corredor: no solo en carrera
Al decir «sufrimiento del corredor» la primera imagen que te aparecerá en tu cabeza es el fatídico kilómetro 35 del maratón, el punto kilométrico donde cada corredor recibe lo que se merece. Pero eso no es sufrimiento, porque es autoimpuesto, nadie obliga a ningún corredor a afrontar un maratón. Es por así decirlo, un sufrimiento agradable, ya que la recompensa final compensa con creces todo el camino recorrido.
El sufrimiento del corredor al que me refiero es, por ejemplo, aquel por el que todo corredor pasa: la conciliación entre el entrenamiento y la vida personal.
Es difícil preparar un maratón, trabajar, tener vida familiar y hacer planes de fin de semana. Se sufre para encajar todo en el mismo puzzle y se sufre por todo aquello que se deja pasar. Puede haber momentos que te planteas si vale la pena dejar pasar buenos momentos por el entrenamiento. Pero lo has elegido así…
El sufrimiento del corredor nada tiene que ver con los entrenamientos duros, puedes encontrar más sufrimiento en aquellos que se retiran sin conseguir su mejor marca que en aquellos que dan todo en unas series de 1000 metros.
Es un sufrimiento que si no lo vives en primera persona no lo puedes entender. Comerte entero el muro en el kilómetro 30 es duro, pero nada que ver con la sensación de no conseguir tus sueños, no sufres por el cuerpo, sufres por orgullo.
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Para mi, el sufrimiento del corredor se puede ver claramente en los periodos de lesión. En estos casos no sirve que te digan que todo saldrá bien y que volverás a correr. Eso lo sabes muy dentro tuyo, obviamente no hay lesión que dure 20 años, pero esta lesión ha derribado un pilar fundamental de tu vida.
El sufrimiento empieza con no poder correr, pero se acentúa cuando poco a poco toca reconstruir ese pilar derribado, dando pequeños pasos para ver como evoluciona.
No hay mayor sufrimiento que aquel que se impone y por desgracia, los corredores sufrimos más de la cuenta.