Te hemos hablado de los diferentes beneficios de correr tanto para tu físico como para otras facetas de tu organismo y su funcionamiento. Bueno, aunque parezca evidente, las consecuencias de dejar de correr no pasan inadvertidas ya que no se trata sólo de perder lo positivo, sino también de padecer lo negativo.
Así, si sientes dificultades para realizar actividad física o crees que te encuentras en estado óptimo, es necesario que pienses tanto en las ventajas como en las consecuencias de dejar de correr. Estas últimas son al menos cinco:
Reduces tu resistencia y estado físico
Quizás lo normalizas con el transcurso de las semanas y, por ende, no lo percibes, pero, ¿Te ha sucedido de correr varios segundos y no sentirte exhausto o, al menos, haber mejorado tu rendimiento? Bueno, es gracias a la resistencia y optimización de estado físico que adquieres al correr.
Menor resistencia y un físico en peores condiciones te afectará no sólo al momento de hacer running o entrenar, sino para el resto de tus actividades cotidianas.
Aumentas de peso y la misma ingesta de calorías te hace engordar más
Al correr contribuyes a bajar de peso. ¿Cómo? A partir de una actividad intensa que –durante y luego- requiere de una recuperación de los músculos. A su vez, intensificas la actividad cardiovascular y, debido a todo ello, quemas más calorías y pierdes peso.
Por otra parte, imagina que comes siempre lo mismo; es decir, no realizas grandes modificaciones en tu dieta. El hecho de ya no correr implica que engordarás más fácilmente como consecuencia de la grasa que almacenas y que luego no pierdes.
Tus músculos pierden potencia y desgastan menos al dejar de correr
Luego de más de 20 días de inactividad, evidenciarás el desentrenamiento y efectos adversos de tus músculos (sobre todo los que más trabajas en running). Los verás menos tonificados y escasos de fuerza para sostener elementos pesados o incluso para realizar todo tipo de movimientos intensos.
No obstante, esto no es todo… Cuando más tonificados están tus músculos, mayor es la energía calórica que demandan. ¿Qué significa esto? Pues, que deberás reducir también el consumo calórico ya que, en caso contrario, subirás de peso.
Tu metabolismo se ve afectado
Las consecuencias de dejar de correr se perciben en todo el aspecto físico, pero también en tu interior; más precisamente en tu metabolismo por diversas razones: la grasa no sirve más como fuente de energía y comienza a almacenarse en distintas partes (por ejemplo, la zona del abdomen).
Al mismo tiempo, crece la cantidad de ácido láctico, el cual ya no puede reducirse gracias a la intensidad del running, y los niveles de glucógeno muscular caen.
De este modo, es probable que determinados alimentos abundantes en grasas o azúcares que antes no te proporcionaban ningún efecto negativo ahora te hagan engordar más fácilmente.
Tiendes a deprimirte más
¿Recuerdas cuando te contábamos que correr sirve para relajar la mente y que, de esta manera, resulta muy benéfico para ti? Bueno, otra de las tantas consecuencias de dejar de correr es que tenderás a deprimirte y a consolidar un estado mental y psicológico un tanto peor.
Todo ello te llevará, además, a un malestar general que te impedirá desarrollar tus actividades cotidianas con la facilidad y destreza de antes. Te faltará motivación y, si corrías muy a menudo, es probable que te sientas más vacío.
Las consecuencias de dejar de correr son muchas. Y es una cuestión compleja no sólo por cantidad, sino también por lo que cada inconveniente que implica genera. Conclusión: no ocurrirá nada malo si una semana no practicas running, pero intenta hacerlo al menos una vez a la semana y considéralo imprescindible.