Correr es una actividad física popular que ofrece innumerables beneficios para la salud y el bienestar general; es decir, no sólo muscular, sino en todo sentido. Sin embargo, no siempre es posible disfrutarlo en cualquier entorno o situación, dado que hay contextos más desfavorables que impiden las condiciones adecuadas para practicarlo y, a partir de allí, obtener los resultados anhelados.
A continuación, te mostramos justamente los contextos más desfavorables para correr, los cuales abarcan desde condiciones climáticas adversas hasta situaciones de seguridad precarias. Es decir, va más allá de lo que se observa a simple vista, ya que lo interno influye y mucho.
Clima extremo
Correr en condiciones climáticas adversas puede ser peligroso y desagradable. Ambas en simultáneo para crear un contexto realmente negativo. Los climas extremadamente calurosos o fríos aumentan el riesgo de deshidratación o hipotermia.
Concretamente, las altas temperaturas, especialmente en combinación con alta humedad, pueden llevar a golpes de calor, agotamiento y otros problemas de salud. En invierno, a su vez, la exposición prolongada al frío genera congelación o simplemente la sensación de que todo cuesta más.
Contaminación del aire
Correr en entornos con alta contaminación del aire puede ser perjudicial para la salud. ¿Por qué? Porque la exposición a partículas finas y contaminantes agrava problemas respiratorios y cardiovasculares, lo que hace que correr en áreas urbanas altamente contaminadas sea desfavorable.
De todos modos, si vives en una zona urbana o densamente poblada tienes una alternativa: buscar áreas verdes o parques con aire más limpio. No implica un cambio significativo, pero sí resultará mejor.
Tráfico pesado, otro de los contextos más desfavorables para muchos
El running en zonas con tráfico intenso es desmotivante y peligroso debido al riesgo de accidentes. La exposición constante a los gases de escape de los vehículos es, además, dañina para la salud. Por ello, siempre es preferible buscar rutas más seguras y tranquilas lejos del tráfico. Por ejemplo, y tal lo descrito en el punto anterior, en un bosque o parque.
Superficies irregulares
Las aceras rotas o caminos llenos de baches aumenta el riesgo de lesiones. Y son muy frecuentes en zonas muy pobladas. Se trata de condiciones que ocasionan torceduras, esguinces o caídas, tanto leves como graves. Así, es importante elegir rutas con superficies planas y bien mantenidas para reducir el riesgo de lesiones, más allá de que igualmente sean contextos más desfavorables que los que anhelas.
Falta de iluminación
Correr en la oscuridad o en áreas mal iluminadas produce inseguridad personal y, además, incrementa el riesgo de tropezar o sufrir accidentes. En este sentido, la falta de visibilidad pone en peligro la seguridad personal. Si careces de otra opción, usa ropa reflectante y hazlo por un camino que ya conozcas.
Agotamiento y fatiga
Ejercer la actividad de running cuando se está extremadamente cansado o desnutrido puede aumentar el riesgo de lesiones y disminuir el disfrute de la actividad. El agotamiento físico y mental se vuelve cada vez más complejo de tolerar y lleva luego a una técnica de carrera deficiente que incrementa la probabilidad de lesiones musculares.
Falta de hidratación y nutrición
A diferencia de los anteriores, este es uno de los contextos más desfavorables para correr y evidente. La deshidratación provoca calambres, mareos, agotamiento y todo tipo de síntomas negativos. Y se agudizan aún más si hace mucho calor o hay alta humedad.
En síntesis, es fundamental conocer los contextos más desfavorables para correr ya sea para tomar las precauciones necesarias o incluso para evitarlos por completo. Presta atención a todo y, por sobre todas las cosas, escucha a tu cuerpo, el cual tiene de alguna manera la última palabra respecto a si hacerlo o no.