Cuando practicas running tu corazón realiza más latidos por minuto debido al ritmo acelerado que mantienes y, por ende, la exigencia a la que sometes a tu organismo. Así, controlar la respiración al correr es imprescindible para disfrutar de la actividad, realizar incluso menos esfuerzo y desempeñarte mejor.
Cabe destacar que el control tanto de la inhalación como de la exhalación siempre son importantes, pero mucho más en una actividad física intensa como correr. A continuación, te facilitamos cuatro consejos para que lo logres.
La respiración debe efectuarse siempre por la boca
Seguro has oído en reiteradas ocasiones que tienes que respirar por la nariz debido a las múltiples ventajas que posee y los inconvenientes que evita (por ejemplo, los resfríos). Bueno, para este caso olvida todo eso y prioriza respirar únicamente por la boca.
¿Por qué? Pues, se trata de un momento en el que el oxígeno que requieren cada uno de tus músculos (no sólo los de las piernas) se incrementa drásticamente. Al mismo tiempo, respirar por la boca resulta mucho más rápido y eficaz para satisfacer dicha necesidad.
De todos modos, no tienes prohibida la inhalación por la nariz, siempre y cuando sea simultánea a la boca y esta última aporte el mayor porcentaje de flujo de aire. Luego de cada inhalación y exhalación determinarás si el oxígeno fue, o no, suficiente.
Presta atención a la frecuencia de respiración
A diferencia de muchas técnicas y consejos, no hay una frecuencia o ritmo de respiración exacto ideal; depende pura y exclusivamente de tu nivel de entrenamiento y necesidad particular. No es igual llevar realizados dos kilómetros con un nivel de entrenamiento elevado que cinco en una subida y luego de tres meses sin correr.
No obstante, una frecuencia muy habitual es la de 2:2. ¿Qué significa? inhalar mientras efectúas dos zancadas y hacer exactamente lo mismo durante la exhalación.
Claro está que, si aumentas tu velocidad de 12 a 15 kilómetros por hora, aunque varíe muy poco modificará la cantidad de movimientos que realizarás con tus piernas y brazos al respirar. De hecho, los atletas y deportistas están obligados a mantener un nivel de entrenamiento muy intenso para competir.
Varía la intensidad y profundidad de la respiración según el ritmo
En paralelo al punto anterior, si sientes que estás respirando con una determinada intensidad mantenla igual. Luego, redúcela si empiezas a caminar rápido o a correr más lento y auméntala si haces lo contrario.
Cabe aclarar que tanto controlar la respiración al correr como manejar los tiempos deben surgir lo más naturalmente posible; es decir, tienes que concentrarte sólo en tu actividad, disfrutarla y no pensar en ninguna. Para los más profesionales es sencillo, pero para principiantes o novatos resulta más complejo.
No reduzcas ni aumentes la velocidad de forma repentina
Hazlo progresivamente (sobre todo cuando recién empiezas a correr) ya que, en caso contrario, percibirás un importante desequilibrio. Concretamente, imagina que estás caminando y que de un segundo al otro corres a toda velocidad. Ni siquiera respirando rápido satisfarás a tu corazón y enseguida te sentirás muy exhausto.
Por esta razón, lo primero que se les recomienda a los corredores es desarrollar un entrenamiento previo al running y dejar de correr para caminar rápido o trotar durante los últimos metros.
Controlar la respiración al correr es imprescindible incluso para evidenciar los beneficios con el transcurso de las semanas. También para no perjudicar a tu actividad cardiovascular, para resistir lo máximo posible y poder disfrutar del recorrido y para mejorar tu nivel de entrenamiento, entre otros.