Te voy a decir que si sientes cansancio después de correr es completamente normal, por lo que no te tienes que alarmar. Cada vez que corres sometes a tu cuerpo a estrés, se producen microroturas en los músculos y consumes un buen número de calorías, por lo que la fatiga después de correr es habitual.
Después de entrenar te sentirás con mucho ánimo, debido a que correr te ayuda a ser feliz, pero también puedes sentir las piernas cargadas, el cuerpo con menos fuerza o que te cueste incluso moverte.
Para lo anterior hay solución y la puedes aplicar en el momento que acabas de correr.
Consejos para recuperarte del cansancio después de correr
Los siguientes consejos para recuperarse de la fatiga después de correr son altamente efectivos, por lo que si después de entrenar te notas con un mayor cansancio no dudes en hacerlo.
Vuelve a cargar los depósitos de glucógeno
Al correr se consume glucógeno como energía, por lo que una vez finalizado el entrenamiento lo tendrás que reponer. Durante las dos primeras horas después del entrenamiento la captación de la glucosa por parte de tus músculos llega al nivel máximo por lo que es muy importante que después de entrenar consumas carbohidratos para recuperarte lo antes posible
Es esencial en los entrenamientos de mayor intensidad, pero también en los rodajes.
No olvides la hidratación
La deshidratación puede estar detrás del cansancio después de correr y es que correr deshidratado produce que tus pulsaciones se aceleren, dolor de cabeza y sensación de fatiga.
Por esto, y especialmente en verano, cuando vuelvas de entrenar bebe un par de vasos de agua para recuperar los líquidos perdidos. Si la duración del entrenamiento ha sido largo, deberás tomar también sales o alguna bebida isotónica o recuperadora.
Date un baño de contraste
Si después de correr sientes las piernas cargadas y doloridas no hay mejor remedio para ello que darte un baño de contraste. A diferencia de lo que puedes pensar, el agua fría no es siempre la mejor aliada para recuperarte de un entrenamiento.
Con el agua fría se consigue la vasoconstricción, mientras que con el agua caliente se produce la vasodilatación, ambas con beneficios para tus músculos.
Por lo tanto, para beneficiarte de lo que te aporta estos dos tipos de baños lo mejor es hacer un baño de contraste, alternando unos minutos de agua fría con otros de agua caliente. De esta manera estimularás la circulación sanguínea, limpiarás los desechos producidos por el ejercicios y relajarás la musculatura.