La vida del corredor es de todo menos fácil, realmente ser corredor no es tan bueno como nosotros creemos y es que constantemente nos vemos sometidos a malos momentos y desgracias que hacen que perdamos la fe y también los nervios. Hay un numero interminable de desgracias que puede sufrir un corredor, y lo más seguro es que tu hayas pasado por todas ellas de manera casual. No te preocupes porque a mi me ha pasado lo mismo.
Seguro que te has preguntado en más de una ocasión a que se debe tu mala suerte. Es cierto que existen un sinfín de desgracias que puede sufrir un corredor y de que cuando menos lo necesitas te ocurre algo que trastoca todos tus planes deportivos. No estás solo, yo también me lo pregunto y trato de darle respuesta a esas desgracias que como corredor sufro.
Estas son las mayores desgracias que puede sufrir un corredor
Es cierto que hay corredores que tienen muy mala suerte y con los que no compartiría ni un solo entrenamiento por temor a que esa increíble mala suerte sea contagiosa. Esos corredores son los que lesionan cada semana, los que en cada competición van hacia atrás y su meta parece que es empeorar su mejor marca. Por suerte tu no eres uno de ello, pero no te libras de sufrir otras desgracias que te condicionan, y mucho. Aquí las tienes:
1. Te olvidas del chip o del dorsal
Si, eres el elegido para perder tu dorsal o el chip momentos antes de salir hacia la próxima competición, o incluso estás convencido de que lo llevas hasta que estás en la linea de salida. Eso es tener una gran suerte y automáticamente te conviertes en la envidia del resto de corredores que te miran con gran admiración y no pueden evitar susurrar que quieren ser como tú. Ellos tuvieron la cabeza en su sitio y no se descuidaron de algo tan importante como el chip o el dorsal.
Te explicaré 2 anécdotas para que veas que esto sucede. En una visita al pueblo me llevé el chip amarillo puesto en las zapatillas de entrenamiento, a la vuelta estuve un año sin encontrar el chip, y eso que volví al pueblo y me puse a buscarlo como un loco pero no apareció. Pasado ese año lo encontré en una esquina de la habitación.
La segunda anéctoda pasó en la Sansi de Viladecans del 2017. Llegué supermotivado a la prueba, me puse a calentar y cuando me estaba poniendo la ropa para competir, ¿sabes que pasó?. Que no tenía el chip (el mismo que se perdió en el pueblo) ni en la zapatilla ni en la bolsa. Estuve apunto de no competir y de ir al podio directamente a que me dieran la medalla por esa gesta. Como imaginarás no me tocó otra que ir pendiente del reloj a la hora de cruzar la línea de meta.
2. Se te desabrocha la zapatilla continuamente
De todo tu grupo de entrenamiento eres tú el único que no aprendió de pequeño a hacer un lazo en los cordones de la zapatilla. Durante los 40 minutos de entrenamiento se te llega a desatar hasta en 4 o 5 ocasiones y te sientes el corredor más desgraciado del planeta. Pero si miras el lado positivo te darás cuenta que has ido haciendo un entrenamiento de cambios de ritmo para juntarte con tus compañeros, porque el resto del grupo no se ha dado ni cuenta de que te has parado, y si lo han hecho no han tenido ninguna intención de esperarte.
[Tweet «No te desesperes, no eres el único corredor desgraciado…»]
4. Te quedas sin batería en el reloj
Pasas el kilómetro 5 y sientes que algo no funciona. ¿Te ha pitado el reloj GPS?
Tu cara se convierte en un cuadro cuando te das cuenta que te has quedado sin batería a mitad de la carrera. En ese momento un terrible pánico se apodera de ti. Realmente no te tendría que afectar tanto, ya que sólo tienes que mantener el mismo ritmo durante el resto de la carrera, pero el apoyo psicológico de ver el ritmo en el reloj te ha abandonado.
En este caso no te preocupes y mantén la calma durante el resto de la prueba, quizás te sorprendes con el resultado final.
Estas son las tres desgracias que puede sufrir un corredor, y como ves el humor es un arma muy importante contra éstas. El próximo día que te ocurra sonríe, pues no podrás hacer otra cosa.