Volver a correr después de un largo periodo parado es algo realmente duro. Da igual que hayas estado cuidándote durante esos meses, da igual que hayas fortalecido hasta el último músculo de tu cuerpo porqué juraste que no volverías a pasar por otra lesión. Volver a correr es difícil, más de lo que puede parecer a simple vista.
El comienzo de todo
El final de año de 2015 no acabó bien para mi, de regalo de año nuevo me llevé una tendinitis rotuliana bilateral.







Lo primero que pensé era en descansar una semana y volver a correr de nuevo. Con el tiempo me di cuenta que ese pensamiento era irreal.
A medida que pasaban las semanas me empecé a alarmar, el dolor no se reducía a pesar del descanso.
Cuándo llevaba dos meses parado entendí que no volvería a correr por la mañana, no disfrutaría con esas series tan duras y que no volvería a competir.
La angustia que se vive en esos momentos es difícil de escribir. A pesar de ser una persona muy positiva, veía cada vez más lejos el volverme a calzar las zapatillas.
Yo sé que de las lesiones se sale, pero en ese momento no me lo creía.
El tiempo pasaba y nadie acababa por darme el remedio a esa lesión.
[Tweet «Volver a correr tras una lesión: ¿cómo lo he conseguido?»]
La recuperación de la lesión
Vi cómo los meses caían del calendario, llegó el verano y fue cuándo todo mejoró.
Encontré al profesional que me está ayudando con mi recuperación, tras examinarme de manera completa lo vio todo claro. Su diagnóstico: todo esto era causa de una descompensación muscular, y que si no tratábamos eso, se volvería a repetir.
De manera inmediata me mandó unos ejercicios para hacer a diario para conseguir fortalecer toda la musculatura del tren inferior y los abdominales y también hacer bici estática.
A todo esto se le añadía les sesiones cada dos semanas dónde, entre otras cosas, aplicaba ondas de choque.
Las semanas fueron pasando y la mejoría era evidente. El dolor en el tendón había desaparecido, pero notaba una ligera molestia en una zona de la rodilla, que en aquél entonces no ponía nombre: la grasa de Hoffa.







En ese momento pensé que todo iba a volver a comenzar, que estaría lesionado durante mucho tiempo. Para mi suerte, el profesional lo consiguió detectar a tiempo y modificó unos ejercicios que comprometían la zona, añadiendome otros para potenciar los isquiotibiales, ya que me explicó que la falta de fuerza en ellos me causaban esas molestias debido a mi leve laxitud articular.
Esta laxitud articular me supone una barrera a la hora de correr, ya que el movimiento de mi rotula es ligeramente mayor y la pierna tiene facilidad para hiper-extenderse, con lo cuál la zona de la rodilla se compromete. La solución a esta característica es aumentar la fuerza de toda la musculatura de la pierna
Volver a correr tras la lesión
Tras 9 meses de parón puedo decir que estoy empezando de nuevo a correr.
Durante el tratamiento había probado (bajo recomendación del profesional) a correr pocos minutos por césped, con unas sensaciones realmente buenas. Pero apareció ese dolor en la grasa de Hoffa y tuve que evitar correr por unas semanas.
Hace dos días salí a correr exactamente 10 minutos, con zapatillas y por tierra, en los que recorrí 1,4 kilómetros. Me sorprendió el ritmo, ya que nunca (ni cuándo empecé a correr) había corrido tan lento. A pesar de ello, estaba eufórico y no había sentido molestias en ningún momento.
Lo cierto es que volver a correr se me está haciendo muy difícil. ¿Cómo dejar atrás tantas inseguridades en cada zancada?
Lo más difícil de volver a correr no es la adaptación del cuerpo nuevamente. Las dificultades al volver a correr residen en la cabeza de cada uno. Esos miedos, esas molestias que condicionan hasta la postura para correr y el ritmo.
Tras 9 meses, interiorizar que puedes volver a correr es un reto de todo menos fácil