Llevo 15 días recorriendo Portugal y las Azores. Aparte de los increíbles lugar que estoy descubriendo también me estoy dando cuenta del aún más increíble reto de correr durante las vacaciones.
Correr en vacaciones es duro, no lo es tanto por la motivación de salir a entrenar día tras día (que aunque a veces cueste madrugar para correr unos kilómetros siempre compensa) sino por la dificultad de encontrar un lugar adecuado para hacer el entrenamiento.
Lo peor de todo es que al correr de viaje me siento completamente perdido, dando vueltas por las mismas avenidas de asfalto, internándome por caminos que ni las cabras utilizarían o corriendo directamente por en medio de la carretera.
Al correr en vacaciones cambio la tranquilidad y la rutina de los circuitos conocidos por la aventura de descubrir nuevos parajes mientras disfruto de un deporte que me llena. Es un poco agobiante pero es una sensación mágica perderte por lugares en los que nunca has estado y que después de las vacaciones no volverás nunca más.
¿Qué estoy aprendido al correr durante las vacaciones en Portugal?
Portugal es un país bonito de recorrer en todos sus aspectos, da igual si lo haces por las asfaltadas calles de Oporto o por los caminos de tierra de la isla de Pico. Pero como me pasa siempre en vacaciones, descubro los mejores lugares para correr demasiado tarde, pero los descubro y esto no deja de ser una manera de hacer turismo.
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Lo primero que descubrí al llegar a Portugal, y terminé confirmando en las Azores, es que si pretendes correr por este país tienes que estar preparado para afrontar desniveles, especialmente en las islas Azores.
Yo, que había jurado lealtad a las pruebas de mediofondo, me estoy encontrando en estos 15 días que he subido más cuestas que durante toda la temporada. ¡Incluso en más de una ocasión me he pasado al trail!😂
Aunque suene frustrante para nada lo es, correr durante las vacaciones no deja de ser parte del descanso activo y no hay mejor manera de hacer este que cambiando completamente el chip.
- ¿No puedo correr en llano o en pista? No hay problema, me lleno de paciencia para meterme en medio del monte.
- ¿No puedo ir a 4.30 el kilómetro? Voy a 6 mientras peleo con las cuestas y disfruto del paisaje.
- ¿Me duelen los cuadríceps al día siguiente? Ahí no puedo hacer nada, me aguanto que hay turismo que hacer.
Correr durante las vacaciones es la medicina que necesita la mente. Ese medicamento que sana el estrés y la tensión de las competiciones, lo que cura las heridas que dejan las derrotas y apacigua la subida de adrenalina al finalizar la temporada con un diez.
Para mí correr de viaje es una manera de descubrir un país y de descubrirme a mi mismo. Descubro a escuchar a mi cuerpo en cada zancada, a reaccionar ante terrenos desconocidos y, sobretodo, descubro como cuidar mi cuerpo, porque las en el atletismo también existen las vacaciones, y aunque no pare de entrenar del todo si que toca bajar el pistón para llegar descansado a la próxima temporada.