El 22 de mayo de 2018 quedará grabado en mi mente como el día que debuté en 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés, una competición muy cuidada, organizada por la Unió Atlética Barberà y en la que pude disfrutar de la compañía y ánimos de otros corredores, que como yo, buscaban superar su marca.
La sensación con la que terminé los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés fue agridulce, pues no superé mi marca que tenía en ruta pero aún así me fui contento por haber sido capaz de ir de menos a más durante la prueba sin sentir en ningún momento que me fuera a hundir.
Batalla personal en los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés
Los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés era una prueba que me había fijado como reto para conseguir mejorar los 18:29 que conseguí el mes anterior en los 5 kilómetros de la Llagosta. Contaba con la ventaja de que, teóricamente, en pista se corre más rápido pero tenía en mi contra que la competición era a las 20:15, o lo que es lo mismo: al final de un día de trabajo.
El primer contacto con los 5000 metros al aire libre de me lo tomé como algo trascendental y muy personal. Era la primera vez que competía al aire libre y no tenía ni la menor idea de cómo encarar una carrera en la que la táctica es la mitad de ésta.
Las series de 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés comenzaban a las 20:15, y una hora antes me presentaba en las pistas para recoger el dorsal y encontrarme con Cristian, que también corría el 5000. Debido a la buena acogida de la prueba se hicieron 4 series, equilibrando mucho los niveles, disputándose series donde las marcas rondaban los 15 minutos con otras que la mejor marca era sobre 18.
Aunque en un principio a mi me tocaba correr en la primera serie, el gran número de participantes de los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés provocó que dividieran la serie en 2 y tuviera que esperar 20 minutos hasta que me tocara correr. Esto no habría sido un problema si lo hubiera sabido con antelación, pero apenas 10 minutos antes de la primera serie avisaron por megafonía del cambio. Los 40 minutos de calentamiento se convirtieron en 1 hora y la espera era un gran peso para unos nervios que costaba controlar.
Aguantando como pude la tensión, vi como Cristian salía en la serie anterior a mi, él buscaba la mínima para los Campeonatos de España de Veterano y si conseguía bajar de 17 en los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés lo tenía asegurado. No era el mejor día para competir, por el elevado calor y por hacerlo un día entre semana después de la jornada laboral y esto se notó en la carrera. Cristian pasó la línea de meta en 18:15 y aunque aguantó con fuerza y le salió una buena carrera, como él me dijo después: cuando no es el día poco se puede hacer.
A las 20:35 era mi turno y tras cruzar unas pocas palabras de ánimo con Cristian me dirigí a la línea de salida. Mientras el árbitro iba ordenando las posiciones de salida yo no podía hacer otra cosa que visualizar en mi mente cada metro del tartan, poniendo el ritmo en el que quería pasar en cada vuelta: 1:28 cada 400 metros era mi objetivo, es decir, a 3:40 el kilómetro.
A diferencia de lo que pasó en pista cubierta, el disparo de salida no me pilló desprevenido y en 4 o 5 amplias zancadas me puse en segundo lugar en el carril 1. Una de las cosas que he aprendido al entrenar con todos los atletas veteranos es a elegir bien el sitio en la carrera, y que los corredores que te quieran pasar se tengan que abrir y cambiar el ritmo para ello. Esto es algo que sólo te lo da los años de experiencia.
En cuanto pasé la primera vuelta vi que más o menos mis predicciones se cumplían, el ritmo era un poco más lento del que me habría gustado, a 3:48 el kilómetro, pero pude aguantarlo durante los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés con una sensación muy buena a pesar de ir más lento de lo que había planeado.
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Fueron pasando las vueltas y no fue hasta el 3000 más o menos cuando empecé a notar la fatiga. Entre vuelta y vuelta Cristian me recordaba la importancia, sobretodo en esos momentos, de bracear correctamente y con fuerza. No pude hacerle otra cosa que caso.
Las vueltas pasaban y cada vez me costaba más mantener el ritmo, tenía a un corredor unos metros delante mío que intentaba que no se me escapara. A escasas 3 vueltas de la meta vi que podía darle alcance y comencé a cambiar el ritmo, de manera progresiva para que en la última vuelta y media lo pasara por el exterior.
Al paso de la última vuelta la campana me recordaba lo que tantas veces había entrenado con Xavi: tocaba mantener una buena postura de carrera y dar el último achuchón a las piernas. Así lo hice y reconozco que estoy orgulloso de como llegue a la meta en los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés, haciendo la última vuelta más rápida.
Con estas sensaciones crucé la meta con un tiempo de 19:06, un tiempo un poco alejado de mi mejor marca pero contento por haber bajado nuevamente de 20 minutos y encima hacerlo en una prueba como los 5000 metros al aire libre de Barberá del Vallés.