Con la llegada del otoño y observando el invierno en la lejanía no serás el único corredor que empiece a temer los entrenamientos matutinos o los que haces después de una larga jornada de trabajo. The Winter is coming, y tú más que nunca te preguntas como te afecta el frío en el rendimiento deportivo, y si te esperan unos meses de bajada de rendimiento y pesadez extrema.
Pues estás de suerte, salvo que estés leyendo este artículo desde Laponia, el frío no te destroza el rendimiento, pero si que lo puede afectar de diferentes maneras.
La temperatura influye en la reacción del cuerpo, y si un calor excesivo echaba por tierra tus aspiraciones a lograr una buena marca, el frío provoca unos cambios en el organismo que hay que considerar.
Los efectos del frío en el rendimiento deportivo
Cuando la temperatura varía el cuerpo rápidamente se adapta a ella, para conseguir esto utiliza los recursos que tiene a su alcance que, por desgracia, muchas veces son los mismos que utiliza para correr. Correr con frío condiciona al cuerpo a reaccionar de una determinada manera y prioriza el consumo de esos recursos para mantener el calor en el cuerpo.
Los efectos del frío en el rendimiento deportivo existen y son claros. El cuerpo sacrifica aquello que no considera necesario por un bien mayor: regular la temperatura.
Por ello, al correr con bajas temperaturas (cercanas a los cero grados) los músculos involucrados en la carrera reciben menos volumen sanguíneo, ya que parte de la sangre que iría destinada a ellos se utiliza ahora para calentar las partes del cuerpo más frías. Si las piernas reciben menos sangre también significa que reciben menos oxígeno y por ello el rendimiento decae.
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En épocas de mucho frío el cuerpo consume más calorías, y no porque aumente el ejercicio al que se le somete. Si la temperatura es muy baja el organismo recurre a consumir carbohidratos para mantener la temperatura corporal en un nivel óptimo. Todo el glucógeno extra consumido por el cuerpo para mantenerlo en buena temperatura representa un déficit de este para utilizarlo como energía para correr.
Correr con frío provoca también episodios graves de deshidratación. El cuerpo, ocupado en la regulación de la temperatura corporal, no envía el mensaje de que es necesario beber agua. La sensación de sed disminuye, pero eso no significa que la deshidratación no haya hecho su aparición. Por esta razón tienes que beber agua durante tus entrenamientos con frío aunque no tengas sed.
Por último, las lesiones aumentan debido a dos causas principales: un incorrecto calentamiento y un error en la detección de la fatiga.
En invierno es necesario hacer un calentamiento intensivo y extensivo para no empezar a correr con unos músculos sin el aporte sanguineo necesario y completamente frios. Si vas a hacer series no te servirá rodar tan solo 10 minutos, sino que a medida que la temperatura baje el tiempo de los rodajes de calentamiento aumentará. Además se recomienda encarecidamente que en temperaturas muy bajas se lleven a cabo estiramientos dinámicos antes de correr.
La fatiga no se percibe por igual en pleno agosto que a principios de febrero. Correr con frío es el culpable de muchas lesiones por fatiga, dado que con una temperatura baja las percepciones se alteran y la fatiga tarda más tiempo en aparecer. Por ello puedes correr durante un largo tiempo sin apenas notarte cansado aunque al día siguiente tengas todo el cuerpo adolorido. Cuando entrenes con frío sigue el plan de entrenamiento establecido y nunca te separes de él por mucho que no sientas fatiga.
¿Como evitar la influencia del frío en el rendimiento deportivo?
Para minimizar la influencia del frío en el rendimiento deportivo es preciso equiparse con la vestimenta apropiada y en el momento apropiado. Se prestará mucha atención en las partes del cuerpo que no se calientan durante la carrera, como son las manos, las orejas y la nariz. Además se utilizará una ropa que transpire correctamente y no provoque una sudoración excesiva. En cuánto al momento apropiado yo recomiendo taparte siempre y cuando tengas que parar durante el entrenamiento, como pueden ser entre series o en el momento de hacer técnica de carrera. Son esos momentos de enfriamiento los que causan lesiones y enfermedades.
A pesar de que vayas muy abrigado el calentamiento no puede faltar, y al correr con frío no te tiene que importar rodar 10 o 15 minutos más de lo habitual. Recuerda que al correr con bajas temperaturas la sangre tarda más en llegar en los músculos que intervienen en la carrera, y al hacer un calentamiento corto no solo estás perjudicando tu rendimiento sino que aumentas el riesgo de lesionarte.
Como he mencionado anteriormente, la deshidratación es un hecho entre los corredores que entrenan bajo una temperatura muy baja. Para evitar esto bebe cada 30 minutos de entrenamiento aunque no tengas sed. Durante la termoregulación el cuerpo también pierde una cantidad considerable de líquido que luego tienes que recuperar.